La Regla de los Cinco Minutos
Como un cambio en mi mentalidad mejoró mi productividad
Autodisciplina es un espacio donde comparto mi filosofía sobre cómo alcanzar la disciplina, ganar confianza y eficiencia, y recuperar tu tiempo para hacer las cosas que amas.
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¡Hola!
Gracias por tomarte el tiempo de leer mi contenido. Honestamente, este mensaje también se aplica a mí, porque, bueno, no siempre sigo mis propios consejos. Es algo en lo que tengo que mejorar 😅.
Llevo en esto por ya cerca de un mes, y ha sido genial plasmar mis pensamientos en "papel digital". Seamos realistas—la disciplina es difícil, especialmente en esos días en los que parece que levantarse de la cama ya es un desafío en sí mismo.
Pero escribir poco a poco se está convirtiendo de nuevo en un hábito. Comienza a ser más fácil organizar mis pensamientos, y he establecido un sistema básico que me ayuda a mantenerme en el camino. Ahora, sin importar cómo me sienta, puedo compartir valor contigo, incluso en días de poca energía.
La Regla de los Cinco Minutos
Parte de lo que me ha ayudado es un cambio de mentalidad. Se llama la regla de los cinco minutos. Antes, escribir se me hacia difícil porque mi mente era un caos: demasiados pensamientos rebotando por todos lados, sin saber por dónde empezar. Ahora, cada vez que surge una idea, aplico la regla de los cinco minutos y hago un borrador con puntos clave sobre lo que me gustaría hablar y cómo estructurar el texto. No falla. Luego, otro dia, vuelvo a ellos y relleno los vacíos cuando tengo más tiempo.
Seguro te preguntas, ¿qué diablos es la regla de los cinco minutos? Bueno, por eso estamos aquí hoy. Déjame explicar.
La regla de los cinco minutos es simple: cuando necesito hacer algo, me pregunto, ¿tomará menos de cinco minutos? Si la respuesta es sí, simplemente lo hago. Sin excusas. Sin pensarlo demasiado.
Si la tarea parece que tomará más tiempo, trato de dividirla en partes que se ajusten a cinco minutos para poder avanzar sin atascarme. Pero no paso mucho tiempo analizándolo—pensar demasiado derrota el propósito.
¿El objetivo? Construir el hábito de hacer las cosas y fomentar la acción.
¿De Dónde Viene Esto?
Honestamente creo que mi tiempo en Amazon sembró la semilla para este cambio de mentalidad. Uno de sus Principios de Liderazgo es Bias for Action— en español se traduce como "Tendencia a la Acción" —, que en palabras de Amazon es:
“La velocidad importa en los negocios. Muchas decisiones y acciones son reversibles y no necesitan un estudio exhaustivo. Valoramos la toma de riesgos calculados.”
Traducción: si los riesgos valen la pena, hazlo.
Sin embargo, aquí está el truco: es fácil caer en una trampa que llamamos snacking en ingeniería de software.
Snacking vs. Impacto
El snacking se trata de hacer tareas rápidas y fáciles en lugar de abordar las más grandes y complejas. Estas tareas más pequeñas no requieren mucho tiempo o enfoque, pero aún contribuyen al objetivo final. El problema es que, demasiado snacking puede desviarte del trabajo que realmente importa.
Es como la procrastinación productiva. Estás trabajando, sí, pero en las cosas equivocadas. En lugar de enfocarte en las tareas que crean un impacto real, te encuentras reorganizando tu bandeja de entrada o ajustando los márgenes de tu presentación.
Por ejemplo, digamos que estás trabajando desde casa. En lugar de enfocarte en tu gran proyecto, decides limpiar la cocina. Claro, la cocina queda limpia, pero esa no era la prioridad, y podrías justificarlo diciendo, Al menos estoy haciendo algo productivo y no desplazándome por TikTok, ¿verdad?
Incorrecto. El enfoque importa.
Lo Que Puedes Hacer
Una forma de evitar esta trampa es programar coffee breaks. Quizá 15 minutos cada par de horas. Y durante esas pausas, si hay una tarea que tomará menos de cinco minutos, hazla. Ahí es cuando el snacking tiene sentido.
La clave es la moderación. Ten autocontrol. La próxima vez que sientas la tentación de hacer una pausa en el trabajo para, digamos, limpiar el baño, ¡piénsalo dos veces!
Conclusiones
En resumen, enfócate en lo que puedes controlar. Usa sabiamente tus ventanas de cinco minutos, pero no dejes que te distraigan de la visión general.
Mantente disciplinado. Y la próxima vez que te descubras divagando, recuerda: tú controlas tus acciones, y el resto... bueno, déjalo ir.
¡Que tengas una semana increíble!